A los 42, Rafael Belvedere está pasando una crisis. Vive a la sombra de su padre, se siente culpable porque rara vez visita a su anciana madre, su ex esposa dice que no pasa suficiente tiempo con su hija y aún tiene que adquirir un compromiso con su novia. En su punto más bajo, un pequeño ataque cardiaco lo reúne con Juan Carlos, un amigo de la infancia que le ayuda a reconstruir su pasado.